Aquí no hay una historia plena, lo que hay es una búsqueda. Martin Scorsese ha rodado un filme en el que trata de darle lugar a una mujer con todas las implicaciones que ello tiene en la mitad de los años setenta. Los hombres que rodean su vida, como su fuera natural, parecen tener la obligación de subyugar a sus mujeres y hacerlas temer. Así llega a confesarlo Alice, interpretada magistralmente por Ellen Burstyn, y así también lo vemos en las breves escenas en las que participa Harvey Keitel. Los hombres son cazadores, abusivos, que hacen del amor el mejor pretexto para las palizas.
Así, tras la pérdida de su marido, Alice decide viajar a re-buscar su pasado de felicidad, pero lentamente descubre que el mundo no atesora nada para ella.
Llama la atención Judie Foster en el papel de la tomb boy Audry. A lo mejor, Scorsese preveía lo que ocurriría con las mujeres en los ochentas y noventas con este personaje tan grato.