El dúo comformado por Jennifer Lawrence y Bradley Cooper continúa combatiendo. Antes fue en la pista de baile. También tuvieron su momento en American Hustle (si bien, como es sabido, no fueron allí pareja). Ahora los vemos en Serena, película en la que Lawrence es Serena y Cooper es George. Ambos serán los esposos Pemberton, una pareja de enérgicos seres que tratan de dominar la tierra y de hacerse un lugar en la historia de su nación. Si en ello puede haber una que otra triquiñuela, no importa. A ellos los salva su amor, verse y aparentar ser un matrimonio perfecto. Pero esta historia no es toda dulzura, que las pasiones también tienen sus turbiedades.
Basada en la novela homónima de Ron Harsh, esta es una película, en primer lugar sobre la construcción de los Estados Unidos, exactamente, en este caso, de Carolina del Norte, y en segundo lugar es una novela sobre las tragedias de la pasión de cualquier momento de la historia del mundo. si bien hay intensidad fotográfica, la película se queda corta en la intensidad de las pasiones y los enredos entre los personajes. Rhys Ifans, que es uno de los actores antagónicos que mejor a amoldado en los últimos años, se ve destacado y a la vez marginado. Se destaca por su presencia, pero la historia no le da su merecida relevancia. Y lo mismo puede decirse de algunos momentos en los que, seguro, la tensión debió ser más profunda entre la pareja.