La progresión del personaje de Juan Diego Botto de la homofobia al travestismo es, sencillamente, inverosímil. La "ayuda" a la que recurre para travestirse es, además de innecesaria (¿en serio necesitas un travesti para ponerte la ropa de tu mujer y pintarte los labios?) absurda y fuera de lugar. Y ni que decir tiene que, desde un punto de vista psicológico o social, la actitud del padre produce más esperpento que emoción, y es de todo menos hacerle un favor a esa pobre criatura. Y si ya lo rematamos con ese "happy ending" más inverosímil aún. Fuera de la cabeza del director, nadie entiende porque la niña de repente ya no quiere ver a su madre, pero había que darle un bonito final, aunque sea de ciencia ficción. Yo diría que "Predators" tiene más de drama social que "Todo lo que tú quieras".

Antes de ver la película con una amiga mía (que no es española), sin tener ni idea del argumento, le intenté explicar qué era una "españolada", y le dije que se utilizaba en tono despectivo, para describir algo así como "un drama social, con homosexuales y/o travestis, sazonado con algún cura/monja maligno, aunque todo haya que introducirlo con calzador". Cuando salí del cine pensé...vale más esta imagen que mil palabras.