8 de julio de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lejos de la primera parte, la secuela cambia el melodrama costumbrista por la comedieta, con el problema que pocos de los gags resultan realmente cómicos. No obstante, se ve con una sonrisa.
La trama inicial del hijo y el amigo resulta totalmente innecesaria tal y como está presentada y planteada, no añade nada a lo que uno espera de una secuela de una película sobre la emigración. La problemática del que se fue y del se quedó está tratada muy por encima o al menos mucho más de lo que era de esperar.
El plantel vuelve a ser una de las cuestiones más positivas, así como la fotografía. En esta ocasión, Iglesias es mucho más Benito que en la primera parte y se deja en el camino ese tratamiento tan bien logrado de entonces entre drama, relato y costumbrismo, optando por historias con poca hondura.
Uno quería saber como seguía la historia de aquella entrañable familia pero se encuentra con que le cambian de tema.
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