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Voto de lauramerrick:
6
Drama. Intriga En 1894, el capitán francés Alfred Dreyfus, un joven oficial judío, es acusado de traición por espiar para Alemania y condenado a cadena perpetua en la Isla del Diablo, en la Guayana Francesa. Entre los testigos que hicieron posible esta humillación se encuentra el coronel Georges Picquart, encargado de liderar la unidad de contrainteligencia que descubrió al espía. Pero cuando Picquart se entera de que se siguen pasando secretos ... [+]
19 de enero de 2020
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El polémico cineasta vuelve a las salas con un film histórico que narra el caso Dreyfus, avalado por el Gran Premio del Jurado y Premio FIPRESCI en el último Festival de Venecia.

Como ya hiciera en El pianista (2002), Polanski elige de nuevo una historia real enfocada en el antisemitismo y el sufrimiento de los judíos, si bien ambas películas no tienen nada que ver en lo formal y la primera está a años luz, en cuanto a las emociones que provoca en el espectador y el tiempo que permanece en su memoria.

En El Oficial y el espía (2019), Polanski tira de oficio para relatar en poco más de dos horas la acusación de espionaje en 1894 a Alfred Dreyfus, capitán del ejército francés, que fue declarado culpable y exiliado a una cárcel en una isla en mitad de la nada, y cuya inocencia fue probada muchos años después, sobre todo gracias a la labor del coronel Georges Picquart. Este, al ser nombrado jefe de la unidad de contrainteligencia, descubrió que el verdadero culpable seguía en libertad y que la investigación de Dreyfus había sido una auténtica chapuza, llena de pruebas falsas, fomentadas por la condición judía del acusado.

La película está bien contada y se deja ver con interés, aunque no destaca especialmente por su puesta en escena, a excepción del duelo de esgrima y del asesinato del abogado de Dreyfus (única escena cómplice con el espectador, que intuye lo que va a pasar antes que los propios protagonistas). Y, si bien los saltos temporales funcionan, el recurso del zoom in y zoom out para los flashbacks se antoja tan anticuado como los hechos que se cuentan.

A destacar las notables actuaciones y la ausencia total de patriotismo (no, no es una película americana y se agradece). Es encomiable también cómo se trata la verdad, la inocencia y la justicia, y se une la caballerosidad a la moralidad de lo correcto. Pero es precisamente esto lo que chirría con más fuerza.

Por mucho que se intente separar la obra del artista, Polanski fue acusado de violación en 1977 en EE.UU. y huyó del país, causa que aún sigue abierta y por la que no ha sido juzgado (además de las nuevas acusaciones que, con el Me Too, se han levantado en su contra). ¿Es lícito entonces que alguien como Polanski, que no se atrevió siquiera a enfrentarse a la justicia, utilice la historia de Dreyfus para hablar sobre verdad, honradez e inocencia? ¿Es esta su forma de decirnos lo injusto que ha sido con él la opinión pública a lo largo de su vida?

Lo que ya se escapa de toda lógica (al menos la mía) son los premios del Festival de Venecia, y más con Lucrecia Martel en el jurado. ¿Acaso el mundo del cine ha dado su propio veredicto y lo exonera?
lauramerrick
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