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Voto de Donald Rumsfeld:
8
2008
David Simon (Creador), Simon Cellan Jones ...
7,5
9.047
Serie de TV. Bélico. Drama
Miniserie de TV (2008). 7 episodios. Del creador de la prestigiosa "The Wire", basada en un aclamado libro de Evan Wright, que trata sobre un batallón de marines en la guerra de Irak, y centrada en el relato de un reportero de la revista Rolling Stone incrustado en un pelotón de marines durante el asalto a Bagdad en el año 2003. (FILMAFFINITY)
2 de julio de 2014
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salvando las distancias, es posible afirmar que el trío de series bélicas firmadas por la ya mítica HBO (Band of Brothers, The Pacific, Generation Kill) tengan en el cine bélico el mismo efecto que tuvo El Quijote sobre la novela de caballería. Tras ellas tiene poco sentido volver hacer cine exclusivamente bélico, y puede que incluso haya que esperar a que surjan nuevos tipos de conflictos armados para que esto sea posible.
De entrada las tres series juegan para su beneficio tanto con la ventaja de la duración, que les permite desarrollar tramas de una profundidad nunca vista anteriormente, como mostrar las peculiaridades de conflictos esencialmente diferentes. Así, por un lado, Band of Brothers se construye en torno al heroísmo, la camaradería y la acción desde una perspectiva espectacular, situando –reconstruyendo más o menos fielmente a partir de los testimonios de los implicados– la serie entre la operación Overlord, sin olvidar el adiestramiento, hasta la toma del Nido del Aguila; The Pacific, por el contrario y a pesar de encuadrarse en la misma guerra, cambia el escenario por la campaña del Pacífico y nos muestra un conflicto completamente diferente: la soledad, la locura, la sangre y, sobre todo, la muerte, son los elementos esenciales de una serie que cuenta entre otras cosas con un diseño de producción soberbio incluso para los estándares de la HBO, diseño que sirve más que para realizar espectaculares escenas bélicas (la serie rehuye conscientemente de la banalización de la violencia), para mostrar la salvaje brutalidad de la guerra desde un perspectiva puramente física y visceral (literalmente).
Y luego está Generation Kill, la cual nos habla de las guerras del presente, llevando esta premisa hasta sus últimas consecuencias. Será entonces una guerra en la que no hay lugar para el heroísmo, el conflicto espectacular, la soledad o los dilemas morales, por lo que la serie nos enfrenta a un conflicto tan surrealista, macabro y despiadado como los orígenes del mismo.
Continua sin spoiler.
De entrada las tres series juegan para su beneficio tanto con la ventaja de la duración, que les permite desarrollar tramas de una profundidad nunca vista anteriormente, como mostrar las peculiaridades de conflictos esencialmente diferentes. Así, por un lado, Band of Brothers se construye en torno al heroísmo, la camaradería y la acción desde una perspectiva espectacular, situando –reconstruyendo más o menos fielmente a partir de los testimonios de los implicados– la serie entre la operación Overlord, sin olvidar el adiestramiento, hasta la toma del Nido del Aguila; The Pacific, por el contrario y a pesar de encuadrarse en la misma guerra, cambia el escenario por la campaña del Pacífico y nos muestra un conflicto completamente diferente: la soledad, la locura, la sangre y, sobre todo, la muerte, son los elementos esenciales de una serie que cuenta entre otras cosas con un diseño de producción soberbio incluso para los estándares de la HBO, diseño que sirve más que para realizar espectaculares escenas bélicas (la serie rehuye conscientemente de la banalización de la violencia), para mostrar la salvaje brutalidad de la guerra desde un perspectiva puramente física y visceral (literalmente).
Y luego está Generation Kill, la cual nos habla de las guerras del presente, llevando esta premisa hasta sus últimas consecuencias. Será entonces una guerra en la que no hay lugar para el heroísmo, el conflicto espectacular, la soledad o los dilemas morales, por lo que la serie nos enfrenta a un conflicto tan surrealista, macabro y despiadado como los orígenes del mismo.
Continua sin spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Para empezar ni tan siquiera hay una guerra propiamente dicha, todo lo más alguna escaramuza, pues las tropas iraquíes en su mayor parte han desertado –ya sea por falta de ganas a la hora de defender el régimen, ya aterrorizados por el apabullante despliegue de utilería bélica que hicieron los norteamericanos antes de poner un solo hombre en suelo iraquí. Es una falsa guerra, sin enemigo y sin resistencia, donde los conflictos se generan mayormente por fallos en la logística de los estadounidenses antes que por cualquier otra razón.
Los soldados están completamente deshumanizados (algo muy de agradecer en una época en que hasta los superhéroes son psicologizados), y no sólo por los uniformes que les cubren cuerpo y rostro; ellos se definen por sus actos y aquí no hay mundo interior que valga o funcione como coartada. De hecho, no son más que el rostro de una guerra que no se realiza para luchar más o menos altruistamente contra, por ejemplo, una hipotética amenaza fascista, sino de una cuyo detonante es puramente económico; son los hijos de los pobres llevando a cabo las guerras de los ricos sin saber muy bien él porque y sin preocuparse demasiado: una bala rebota y mata a un civil inocente, a alguien se le resbala el dedo en el gatillo, una aldea desaparece con una sola explosión, son casas que pasan, dan un poco de mal rollo pero luego se pueden olvidar rápido si uno sabe cómo luchar contra enemigos imaginarios.
Tampoco hay lugar para las personas, la amistad o el drama. La que se nos muestra es una generación sin principios, sin ideales, sin empatía, puesta en mitad del desierto con lo último en tecnología militar a ritmo de heavy metal y hip-hop. Son egoístas, individualistas, ignorantes, manipulables, obedientes, adictos a la violencia y se comunican en una intraducible jerga fetichista mediante la que cualquier tema incómodo es convenientemente desplazado; son pura superficie, capaces de asesinar y cometer cualquier barbaridad no ya tanto por obligación y ni tan siquiera por placer como simplemente por trabajo. Un trabajo como cualquier otro. Una manera como cualquier otra de ganarse la vida en la selva de nuestra civilización. Olvídense del altruismo, del heroísmo, de la camaradería y de las cruzadas del pasado en nombre de la libertad. Esto sólo son negocios.
Los soldados están completamente deshumanizados (algo muy de agradecer en una época en que hasta los superhéroes son psicologizados), y no sólo por los uniformes que les cubren cuerpo y rostro; ellos se definen por sus actos y aquí no hay mundo interior que valga o funcione como coartada. De hecho, no son más que el rostro de una guerra que no se realiza para luchar más o menos altruistamente contra, por ejemplo, una hipotética amenaza fascista, sino de una cuyo detonante es puramente económico; son los hijos de los pobres llevando a cabo las guerras de los ricos sin saber muy bien él porque y sin preocuparse demasiado: una bala rebota y mata a un civil inocente, a alguien se le resbala el dedo en el gatillo, una aldea desaparece con una sola explosión, son casas que pasan, dan un poco de mal rollo pero luego se pueden olvidar rápido si uno sabe cómo luchar contra enemigos imaginarios.
Tampoco hay lugar para las personas, la amistad o el drama. La que se nos muestra es una generación sin principios, sin ideales, sin empatía, puesta en mitad del desierto con lo último en tecnología militar a ritmo de heavy metal y hip-hop. Son egoístas, individualistas, ignorantes, manipulables, obedientes, adictos a la violencia y se comunican en una intraducible jerga fetichista mediante la que cualquier tema incómodo es convenientemente desplazado; son pura superficie, capaces de asesinar y cometer cualquier barbaridad no ya tanto por obligación y ni tan siquiera por placer como simplemente por trabajo. Un trabajo como cualquier otro. Una manera como cualquier otra de ganarse la vida en la selva de nuestra civilización. Olvídense del altruismo, del heroísmo, de la camaradería y de las cruzadas del pasado en nombre de la libertad. Esto sólo son negocios.