Creo que, en los tiempos que corren, uno va al cine para pasárselo bien y entretenerse. Para que te cuenten cosas y te las cuenten bien. Para que te hagan sentir una experiencia distinta. Y, por qué no, para que, de una manera entretenida, te hagan reflexionar sobre una serie de temas y te abran los ojos a realidades que no conoces o en las que no reparas.

Para mí, Distrito 9 consigue todo ésto, que no es poco, y mucho más.

La crítica de cine en general está llena de gurús que piensan que una pelicula, para ser buena, tiene que ser lenta y aburrida. Claramente, no es el caso de Distrito 9. Luego están los dogmáticos y/o fans de cineastas, bastante intransigentes y duros de mollera, que sólo dicen que una película es buena si va firmada por tal o cual director. Es triste no valorar los nuevos talentos. Pero bueno, para gustos los colores.

A mí, personalmente, hace tiempo que no me impactaba tanto una historia.

Si no se es capaz de extraer nada de la película y uno se queda en la superficie, se fijará sólo en las incongruencias, ¿que las hay? No digo que no, pero también las encontramos en la Biblia, en los telediarios, en la prensa, en la vida cotidiana de cada uno e incluso en las películas de culto.