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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
8
Romance. Drama Gertrud es una mujer madura e idealista que busca el amor absoluto, con mayúsculas, pero sus experiencias sentimentales se ven siempre abocadas al fracaso. Decide separarse de su marido, un eminente político, porque él antepone el trabajo al amor. Se enamora de un joven músico que empieza a cosechar sus primeros éxitos, pero para él, que sólo piensa en sí mismo, Gertrud no es más que una aventura pasajera. Por otra parte, un antiguo ... [+]
3 de enero de 2009
26 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como el instante inerte de la luz sólida del mediodía flotando en una habitación de tu memoria, el amor se debate resbalando entre pieles, incomprendido e idealizado, en el corazón de Gertrud. Este amor femenino, extremo, “fou”, exigente e intransigente en muchos casos, es analizado por Dreyer recurriendo a un estilo minimalista, en el que los movimientos de cámara y las interpretaciones de los actores se ajustan a un patrón líquido de máxima integridad visual, desechando cualquier naturalismo en los perfiles, cualquier forma de énfasis que pudiera pervertir la búsqueda de una mirada pura por parte del espectador, evitando así, en teoría, cualquier tipo de profusión falsaria en contra de los objetivos que Dreyer propone en el terreno directo de la meditación sobre la intimidad humana. Intimidad, y abstracción, construida por un director dedicado a elevar la simplificación (concisión de palabras, decorados y movimientos) hasta mostrar una idea fundamental en relieve sobre la imagen; y una actriz, Nina Pens Rode, entregada al objetivo bressoniano de componer un personaje desde y hacia “dentro”, sin abalorios gestuales en la construcción que despisten al espectador en trivialidades contrarias a la exposición esencial de sentimientos. No hay que imitar la realidad, hay que adaptarla para superarla.

Yo insisto en que el final me parece reiterativo, contrario a la opción formal escogida para el resto de la cinta. En él aparece el Dreyer preocupado por el mensaje, por la conclusión. Eso encaja mal con la ambigüedad abstracta de la historia, como si el danés quisiera evitar a toda costa algo así como una especie de, permítanme el símil, anfibología en el enunciado de sus imágenes. Es obvio que el director buscaba ese efecto “machacón” (no en vano la importancia de las palabras en Gertrud es más acusada que en otras cintas de Dreyer), pero a mí me parece que hace descender la película al fango de lo “material”, de la intrascendencia, en un giro que en Ordet no se permitió. En el resto del metraje, eso sí, permanecen intactas esas escenas de fondo nebuloso y espectral donde los escenarios son sólo bastidores luminosos que enmarcan un ideal sin entorpecerlo.

En todo caso, pocas veces vemos en el cine una reflexión tan madura sobre la indeterminación femenina, su búsqueda (condenada al fracaso desde esa perspectiva extrema) del amor como verdad absoluta y sin concesiones y la intolerancia que de ahí se deriva al escoger a veces caprichosamente.
Bloomsday
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