Clint Eastwood nos dejó un filme western que es un icono para la posteridad. Obra maestra por donde se le mire, nos acerca al mejor cine de John Ford o Howard Hawks, demostrando que el western nunca puede ser un género obsoleto. La historia del antiguo pistolero William Muny (Eastwood) que desentierra todos los fantasmas de su pasado violento acuciado por ganarse una recompensa ofrecida por unas prostitutas vejadas, sirven para pincelar un universo violento y desolador, donde no hay héroes ni hombres buenos. Eastwood nos ofrece un paisaje crudo, moviendo a sus personajes con maestría en su desolación particular. Muny y sus dos socios (el joven aspirante a pistolero y su viejo amigo de correrías) arrastran sus pecados y sus miedos en un mundo violento y sin cuartel. El ambiente crepuscular y poco esperanzador es otro de los puntos altos de una película que se sostiene en su triste cadencia hasta el choque final donde Muny acepta su destino y lo que realmente es: un pistolero. Extraordinario todo el elenco, sobre todo Gene Hackman componiendo un personaje sádico y detestable. No perderse la secuencia final en el "saloon". Mas allá de los óscares que ganó, "Los Imperdonables" es un film para cualquier época, una película triste y maravillosa, violenta y entrañable.