Estamos ante un western muy atípico, duro y al mismo tiempo alegre, con grandes dosis de comedia y unas gotas de intriga policiaca y otras de historia de amor, y es que en « Río Bravo » no es el argumento ni la mera peripecia lo que importa, sino cómo son, qué piensan y sienten los personajes, y no es preciso que nadie explique sus motivos, porque siempre se entiende por qué actúan al ver cómo lo hacen. « Río Bravo », además de una de las mejores películas del Oeste de toda su historia, es toda una lección de sabiduría fílmica, a lo largo de sus más de dos horas de duración. En el reparto, un John Wayne en toda su salsa y una guapa y muy coqueta Angie Dickinson. Imprescindible.