La película te secuestra y te transporta durante dos horas a un mundo oscuro y turbio. Te mete en un especie de juego de espejos, en el que se miran frente a frente con la intención de medirse de forma poco amistosa la locura y la cordura, la alegría y la tristeza, la fama y el anonimato, el individuo en su soledad y lo queda de él en su sociedad. El reflejo más amargo de la tristeza es el paisaje que transita, con risas que te dejan tan helado como sus explosiones de violencia. Detrás de cada risa o sonrisa, de cada emoción, parece que hay un espejo que te devuelve lo contrario de lo que le muestras. Durante su proyección casi todo te incomoda, a cada minuto que pasa se muestra más desapacible y sombría. Es inquietante y equivoca como pocas.

Joaquín Phoenix compone un personaje emocionalmente andrógino (si vale la expresión). Te lleva de una emoción a la contraria, bien con sus disfuncionales formas de reír, bien con sutiles cambios en su semblante. Personifica como nadie el sufrimiento de la locura (ya hizo algo parecido en "The Master", de Paul Tomhas Anderson), incluso de una manera física, con un contorsionismo corporal tan sencillo y natural que asusta. Puede caminar de una manera segura y de la más vulnerable, unas veces baila grotesca y arrítmicamente y otras de manera fluida. Se ríe cuando sufre, cuando se siente rechazado o marginado, o simplemente como una forma de estar presente, pero con frecuencia sugiere un estado de ánimo y su contrario casi al mismo tiempo.

La dialéctica más ideológica, la sociedad versus el individuo, o viceversa, para mi es la más accesoria o artificial. pero es quizád la que mas promueve de todas las dicotomías que trata. Por momentos parece que incluso justifica la violencia, que considera al Joker una mera víctima de una sociedad enferma, aunque supongo que tendrá otras muchas lecturas más complejas, incluso contrarias, sobre todo si nos atenemos a ese Joker saboreando la sangre al final de la cinta, como si el director ahí estuviera revelando su verdadera y vil naturaleza. Por último, por más que no sea su propósito, esta película puede provocar hacia personas con serios trastornos psicológicos casi lo que "Tiburón" para los baños en la playa: rechazo.

Una película muy poderosa.