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Voto de el pastor de la polvorosa:
9
Romance. Drama Gertrud es una mujer madura e idealista que busca el amor absoluto, con mayúsculas, pero sus experiencias sentimentales se ven siempre abocadas al fracaso. Decide separarse de su marido, un eminente político, porque él antepone el trabajo al amor. Se enamora de un joven músico que empieza a cosechar sus primeros éxitos, pero para él, que sólo piensa en sí mismo, Gertrud no es más que una aventura pasajera. Por otra parte, un antiguo ... [+]
19 de marzo de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Analizada como las demás películas, Gertrud nos sumerge en perplejidades: historia de la búsqueda del amor, en ella las palabras que lo expresan se dicen con voz monocorde y cansada, las miradas nunca se encuentran, y los gestos del deseo se evocan lejanamente, insinuados o en sombras; sólo en un instante aflora la fuerza subterránea de las pasiones, cuando Gertrud se desmaya, incapaz de terminar la canción de Schumann y Heine Ich grolle nicht (no te guardo rencor).

Pero las escenas se suceden con una frialdad, y al mismo tiempo una inevitabilidad, que está más allá de todo naturalismo, de toda convención propia de su tiempo. Para encontrar algo parecido a la tristeza de la mirada de Gertrud habría que retroceder a los bajorrelieves asirios, los rostros de Piero della Francesca.

En la película hay dos flashbacks, que muestran escenas pasadas en las que el amor está presente: ambas tienen la misma sobreexposición que la escena del milagro de Ordet. En el epílogo, misteriosamente, volvemos a encontrar la misma iluminación.

Decía Serge Daney que “hay películas llave en mano. Otras no. Entonces uno mismo ha de ser el cerrajero”: extrañamente gris y plana, Gertrud es como un vaso transparente, que cada espectador debe llenar confrontándose a la idea radical, absoluta y sin concesiones, que tiene la protagonista del amor.
el pastor de la polvorosa
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