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Voto de Esteban:
6
6,9
29.810
Drama. Romance. Bélico
A punto de terminar la I Guerra Mundial (1914-1918), Mathilde recibe la noticia de que su prometido es uno de los cinco soldados que, tras haber sido sometidos a un consejo de guerra, han sido enviados a la tierra de nadie que hay entre el ejército francés y el alemán, lo cual supone una muerte casi segura. A pesar de todo, emprende un duro viaje para conocer el destino de su prometido y, aunque las noticias que va recibiendo son ... [+]
11 de abril de 2006
22 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si debería contar esto aquí, de todos es sabido que hay secretos que es mejor llevarse a la tumba, pero a pesar de todo, y aún a riesgo de quedar como un imbécil redomado, ahí va la confesión: necesite ver esta película TRES veces para entenderla. Para atar todos lo cabos, quiero decir. No me considero especialmente estúpido, pero hay ocasiones en que lo único que puedes hacer es rendirte a la evidencia y agachar la cabeza, humillado. En mi defensa he de decir que, normalmente, cuando alguien no entiende nada de lo explicado, es porque el que lo explica no ha sabido explicarlo bien. No sé si me explico.
Para empezar nunca he estudiado francés, por lo que los nombrecitos de los protagonistas me sonaban en su mayoría a croissant, brioche, delacroix y puturrú de fuá. Entre eso y que la mayoría de ellos eran morenos, de mediana edad, vestían igual (uniforme militar) y tenían un hermoso mostacho de gabacho francés adornándoles el rostro, yo no me enteraba de nada. A veces tenía la impresión de estar jugando a ¿Quién es quién?. Si cada vez que saliese uno colocasen un letrerito en la parte inferior de la pantalla para poder identificarlo la cosa hubiera ido más rodada, pero en fin…
Ni siquiera el recurso (ya poco original después de Amélie) del narrador omnisciente dando detalle de cientos de vericuetos argumentales consigue desliar un poco la monumental madeja que el director entreteje ante nuestros ojos, más bien al contrario.
Para empezar nunca he estudiado francés, por lo que los nombrecitos de los protagonistas me sonaban en su mayoría a croissant, brioche, delacroix y puturrú de fuá. Entre eso y que la mayoría de ellos eran morenos, de mediana edad, vestían igual (uniforme militar) y tenían un hermoso mostacho de gabacho francés adornándoles el rostro, yo no me enteraba de nada. A veces tenía la impresión de estar jugando a ¿Quién es quién?. Si cada vez que saliese uno colocasen un letrerito en la parte inferior de la pantalla para poder identificarlo la cosa hubiera ido más rodada, pero en fin…
Ni siquiera el recurso (ya poco original después de Amélie) del narrador omnisciente dando detalle de cientos de vericuetos argumentales consigue desliar un poco la monumental madeja que el director entreteje ante nuestros ojos, más bien al contrario.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El argumento a priori no es demasiado complicado: Mathilde, una muchacha un poco rarita (y malhumorada), con un desorden neurótico obsesivo compulsivo muy simpático (resulta que si es capaz de rascarse la nariz usando el dedo meñique del pie antes de que canten las alondras en el patio de su casa significa que va a haber buen tiempo), recibe la terrible noticia de que su prometido, Manech, ha muerto en el frente durante la Primera Guerra Mundial. Negándose a aceptar las versiones oficiales, la muchacha emprende una investigación absolutamente embarullada, con más personajes, subtramas y detalles que tropecientos mil capítulos de Dinastía juntos, para encontrar al chico, perdido no se sabe muy bien dónde. A partir de ahí la dispersión temática se dispara hacia la estratosfera.
El principal problema de la película es que está mal escrita. Jeunet y su guionista quieren abarcar tanto en tan poco tiempo que terminan por confundir y empachar al respetable. De nada sirve que nos presentes un personaje a los 10 minutos de empezar la película para luego olvidarte de él durante tres cuartos de hora en los que sacas a colación mil y un detalles de la investigación y tantos otros personajes secundarios. Cuando vuelve a aparecer en pantalla ni Dios se acuerda de quién coño era ese tío.
Además el preciosismo visual de la cinta está currado, cierto, pero todo tiene un límite. Si llegan a saturar un poco más la pantalla de colores cálidos fuerzan al espectador a echarse colirio en los ojos para poder ver el filme. Dice Jeunet que con su cine pretende confeccionar un cuadro en cada plano (certifico que esto es así, porque abundan las imágenes a las que dan ganas de colocar un marco para colgar en la pared de casa). Buena intención, que duda cabe, de la que otros podrían aprender, pero lamentablemente tras dos horas contemplando postales de manera ininterrumpida no puedes evitar sentirte un poco mareado.
Es una lástima que con lo buena que es la historia (porque lo es, eso no se puede negar) el resultado final les haya salido tan cargante y farragoso. Aún así la película merece la pena, pues atesora algunas escenas realmente estupendas, detalles preciosos y si tienes el día tonto te puede llegar hasta a emocionar.
El principal problema de la película es que está mal escrita. Jeunet y su guionista quieren abarcar tanto en tan poco tiempo que terminan por confundir y empachar al respetable. De nada sirve que nos presentes un personaje a los 10 minutos de empezar la película para luego olvidarte de él durante tres cuartos de hora en los que sacas a colación mil y un detalles de la investigación y tantos otros personajes secundarios. Cuando vuelve a aparecer en pantalla ni Dios se acuerda de quién coño era ese tío.
Además el preciosismo visual de la cinta está currado, cierto, pero todo tiene un límite. Si llegan a saturar un poco más la pantalla de colores cálidos fuerzan al espectador a echarse colirio en los ojos para poder ver el filme. Dice Jeunet que con su cine pretende confeccionar un cuadro en cada plano (certifico que esto es así, porque abundan las imágenes a las que dan ganas de colocar un marco para colgar en la pared de casa). Buena intención, que duda cabe, de la que otros podrían aprender, pero lamentablemente tras dos horas contemplando postales de manera ininterrumpida no puedes evitar sentirte un poco mareado.
Es una lástima que con lo buena que es la historia (porque lo es, eso no se puede negar) el resultado final les haya salido tan cargante y farragoso. Aún así la película merece la pena, pues atesora algunas escenas realmente estupendas, detalles preciosos y si tienes el día tonto te puede llegar hasta a emocionar.