Cuando uno va al cine para ver 300 no busca una historia contundente, ni una profundidad ni riqueza de personajes, ni siquiera unos diálogos o un guión espléndidos. Busca violencia, sangre, acción y guerra, mucha guerra y muy explícita. No obstante, cuando salí del cine me quedé con ganas de más, pese a que las casi dos horas de película se me pasaron rapidísimas, sentía que me faltaba algo, quizá una última escena mítica o una gran última batalla épica que pasara a la historia del cine de este género.

En lugar de eso, me encuentro con un videoclip, con numerosas escenas sin sentido fascistoides que solo pretenden la excitación del espectador más palomitero. Es cierto que es fiel al cómic al 100%, y la ambientación y escenografía están muy bien conseguidas, lo que hace que la película sea muy interesante y agradable de ver en el cine.

En cuanto a la historia y al guión en sí, como dije antes no tenía grandes expectativas, pero me encontré con algo realmente desacertado: se entra en guerra porque sí, sin apenas explicación ni rigor histórico alguno y no te llega a enganchar realmente ni producir esa intriga por la espera de la batalla. Muy pronto llegan los enemigos, en chorrito y van cayendo como moscas, como masillas ante los Power Rangers, que dan todo un recital de saltitos y comentarios graciosos mientras sin despeinarse y en cámara lenta, destrozan a los persas. A parte de cuatro frases ingeniosas y un par de arengas flipadas del rey Leónoidas, el guión no da para más.

Para resumir, una película interesante y recomendable para ver en el cine, pero yo personalmente me esperaba algo más. El director toca un poco de todo, pero me quedo con "hambre", con ganas de más.