Una historia particularmente dura y cruel sirvió de base a uno de los mejores spaghetti-westerns de la larga lista de ellos a la que dio pie Rafael Romero Marchent, perjudicado por los defectos argumentales y poco más. Los exteriores están aprovechados con sabiduría cinematográfica, y la pareja formada por Craig Hill y Gloria Milland funciona perfectamente, revelando talento tanto él como ella. Fueron dos intérpretes especializados en este género. El perro que sale en la película no carece de gracia y en la escena en la que llueve sobre la casa de la pareja protagonista se consigue una atmósfera interesante. Las escenas de interiores también están muy conseguidas, y las limitaciones que pueda tener la película son ni más ni menos que las habituales en un género que aunque dio pocas obras maestras en bastantes casos consiguió una dignidad que hace que tenga muchos seguidores actualmente, que el western europeo esté siendo reconocido al fin. Es una película algo fría, pero tiene una mayor consistencia que algunos de los futuros westerns del director y los complicados personajes están descritos con una cierta habilidad aunque existan algunas incoherencias. En general un film muy aceptable, en el que además todo se cuenta con los minutos justos evitando así demoras narrativas y logrando que el espectador no pierda el interés hasta el final.