Obra maestra incontestable de la historia del cine que no sólo recupera el aroma de los títulos de gángsters de los años 30, sino que supera en cuanto a calidad, trascendencia, profundidad y relevancia a aquellas grandes películas de tres o cuatro décadas antes con las que comparte esencia y temática criminal.

Esta descarnada mirada al universo facineroso de la mafia y a sus problemáticas bifurcaciones internas y externas está basada en una novela de Mario Puzo (autor asimismo del guión junto al propio Francis Ford Coppola), girando toda la trama en torno a la familia Corleone y a su progresiva adquisición de poder y dominio sobre los turbios asuntos relacionados con el mundo del juego y la droga.

El valor de la familia, la lealtad, el deseo de poder o la venganza son elementos esenciales sobre los que se asienta este extraordinario film, una obra de arte que se antoja perfecta en todos los campos, desde la dirección de actores y el firme pulso narrativo de Coppola hasta su sobresaliente guión sublimado por excelentes diálogos, pasando por un ejemplar dibujo y desarrollo de personajes, un talento descomunal para la construcción de escenas, una fenomenal fotografía de Gordon Willis, una inmortal partitura de Nino Rota o unas inolvidables interpretaciones con mención especial para Marlon Brando y Al Pacino.

Dos años después Coppola conseguiría lo que parecía imposible, una proeza sólo al alcance de los elegidos: superar los excelsos resultados de esta joya del séptimo arte con su continuación en "El Padrino II".