Fenomenal comedia agridulce de Mike Nichols que trata el salto generacional y los problemas de identidad de una juventud aislada de su contexto familiar y con un futuro incierto e indefinido.

Este asunto, muy manido por cierto en la época de producción de la película (finales de los socialmente convulsos años 60), es abordado con un tono amargo, desesperanzado, pesimista, exhibiendo un enfoque satírico en torno a la apariencia y forma de vida burguesa.

También es notoria la mordacidad con la que se plantea el asunto sexual con peculiar triángulo amoroso en un desarrollo tragicómico ambientado con la música de Simon & Garfunkel, cuyas maravillosas canciones están utilizadas por Nichols de manera óptima dentro del engranaje narrativo.

Un joven y bronceado Dustin Hoffman saltaría directamente al estrellato gracias a su brillante interpretación llena de matices, mientras que Anne Bancroft está sensacional apoderándose de la pantalla con su ardiente sensualidad.