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Voto de Santiago Arenas:
9
6,2
152
Drama
Narra la relación entre unos jóvenes filósofos Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre en la Francia de entreguerras. Universidad de la Sorbona, París, año 1929. Una joven Simone de Beauvoir se enamora de Jean Paul-Sartre, carismático joven genio, un rebelde contra los valores burgueses. Juntos se embarcan en un viaje erótico y emocional. (FILMAFFINITY)
24 de abril de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film transcurre con gran elocuencia y creo, sin lugar a dudas que, gira en torno principalmente a la contraposición del modelo de contrato jurídico burgués, es decir, bajo el modelo de vínculo afectivo que hicieron para sí Beauvoir y Sartre.
Debo reconocer la capacidad del director en cuanto pudo evidenciar la autenticidad de tal vínculo entre ellos, del mismo modo en que pudo vislumbrar las contradicciones presentes en dicho contrato y sus implicaciones en el desarrollo del film.
Una de las contradicciones más intrincadas se presenta cuando Sartre y Beauvoir lesionan gravemente el pacto. A tal magnitud, que terminaron adoptando para sí comportamientos de la ideología burguesa, la dimensión de estos actos conllevarán casi que a la ruptura del vínculo.
Según mi criterio, tal contradicción expone la esencia misma del contrato entre Beauvoir y Sartre. Un contrato ajeno a los sentimientos, la emotividad y el instinto del ser, por el contrario, conducido cautelosamente por la razón, el intelecto y la conciencia. Un amor idóneo a las características de dos figuras representativas de la intelectualidad del siglo XX como lo son Beauvoir y Sartre.
Sartre, naturalmente o quizás intencionalmente dirigía sus acciones con gran sutileza a partir de este pacto, un sujeto imbuido por la razón y que a su vez procuraba yuxtaponer el instinto.
A diferencia de ello, el director hizo de Beauvoir, alguien que habitualmente se hallaba delimitada por sus instintos, afectos y deseos hacia Sartre. De tal modo que sus acciones encarnaban la propia contradicción de su postulado, la libertad. Sin embargo, pudo ser consciente de ello e hizo de tal contradicción o quizás venganza, la base para la construcción de su obra cumbre: “El Segundo Sexo”.
Debo reconocer la capacidad del director en cuanto pudo evidenciar la autenticidad de tal vínculo entre ellos, del mismo modo en que pudo vislumbrar las contradicciones presentes en dicho contrato y sus implicaciones en el desarrollo del film.
Una de las contradicciones más intrincadas se presenta cuando Sartre y Beauvoir lesionan gravemente el pacto. A tal magnitud, que terminaron adoptando para sí comportamientos de la ideología burguesa, la dimensión de estos actos conllevarán casi que a la ruptura del vínculo.
Según mi criterio, tal contradicción expone la esencia misma del contrato entre Beauvoir y Sartre. Un contrato ajeno a los sentimientos, la emotividad y el instinto del ser, por el contrario, conducido cautelosamente por la razón, el intelecto y la conciencia. Un amor idóneo a las características de dos figuras representativas de la intelectualidad del siglo XX como lo son Beauvoir y Sartre.
Sartre, naturalmente o quizás intencionalmente dirigía sus acciones con gran sutileza a partir de este pacto, un sujeto imbuido por la razón y que a su vez procuraba yuxtaponer el instinto.
A diferencia de ello, el director hizo de Beauvoir, alguien que habitualmente se hallaba delimitada por sus instintos, afectos y deseos hacia Sartre. De tal modo que sus acciones encarnaban la propia contradicción de su postulado, la libertad. Sin embargo, pudo ser consciente de ello e hizo de tal contradicción o quizás venganza, la base para la construcción de su obra cumbre: “El Segundo Sexo”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El film transcurre con gran elocuencia y creo, sin lugar a dudas que, gira en torno principalmente a la contraposición del modelo de contrato jurídico burgués, es decir, bajo el modelo de vínculo afectivo que hicieron para sí Beauvoir y Sartre.
Debo reconocer la capacidad del director en cuanto pudo evidenciar la autenticidad de tal vínculo entre ellos, del mismo modo en que pudo vislumbrar las contradicciones presentes en dicho contrato y sus implicaciones en el desarrollo del film.
Una de las contradicciones más intrincadas se presenta hacia el final del film cuando Sartre y Beauvoir lesionaron a tal magnitud el contrato que terminaron adoptando para sí comportamientos de la ideología burguesa, esto a tal dimensión que por poco termina quebrantando el vínculo.
Según mi criterio, tal contradicción expone la esencia misma del contrato entre Beauvoir y Sartre. Un contrato ajeno a los sentimientos, la emotividad y el instinto del ser, por el contrario, conducido cautelosamente por la razón, el intelecto y la conciencia. Un amor idóneo a las características de dos figuras representativas de la intelectualidad del siglo XX como lo son Beauvoir y Sartre.
Sartre, naturalmente o quizás intencionalmente dirigía sus acciones con gran sutileza a partir de este pacto, un sujeto imbuido por la razón y que a su vez procuraba yuxtaponer el instinto.
A diferencia de ello, el director hizo de Beauvoir, alguien que habitualmente se hallaba delimitada por sus instintos, afectos y deseos hacia Sartre. De tal modo que sus acciones encarnaban la propia contradicción de su postulado, la libertad. Sin embargo, pudo ser consciente de ello e hizo de tal contradicción o quizás venganza, la base para la construcción de su obra cumbre: “El Segundo Sexo”.
Debo reconocer la capacidad del director en cuanto pudo evidenciar la autenticidad de tal vínculo entre ellos, del mismo modo en que pudo vislumbrar las contradicciones presentes en dicho contrato y sus implicaciones en el desarrollo del film.
Una de las contradicciones más intrincadas se presenta hacia el final del film cuando Sartre y Beauvoir lesionaron a tal magnitud el contrato que terminaron adoptando para sí comportamientos de la ideología burguesa, esto a tal dimensión que por poco termina quebrantando el vínculo.
Según mi criterio, tal contradicción expone la esencia misma del contrato entre Beauvoir y Sartre. Un contrato ajeno a los sentimientos, la emotividad y el instinto del ser, por el contrario, conducido cautelosamente por la razón, el intelecto y la conciencia. Un amor idóneo a las características de dos figuras representativas de la intelectualidad del siglo XX como lo son Beauvoir y Sartre.
Sartre, naturalmente o quizás intencionalmente dirigía sus acciones con gran sutileza a partir de este pacto, un sujeto imbuido por la razón y que a su vez procuraba yuxtaponer el instinto.
A diferencia de ello, el director hizo de Beauvoir, alguien que habitualmente se hallaba delimitada por sus instintos, afectos y deseos hacia Sartre. De tal modo que sus acciones encarnaban la propia contradicción de su postulado, la libertad. Sin embargo, pudo ser consciente de ello e hizo de tal contradicción o quizás venganza, la base para la construcción de su obra cumbre: “El Segundo Sexo”.