Una vez más Robert Rodriguez utiliza la exageración de sangre, violencia y tonterías inverosímiles (como por ejemplo sacar las tripas de un tío en el momento
y usarlas como cuerda para saltar desde un edificio).

Partiendo de esta premisa, la película no hay que tomársela en serio y hay que disfrutar de las autoparodias de Steven Segal (para mí el mejor de la película),
Michelle Rodriguez, Jessica Alba y el propio Danny Trejo.

El que no tiene perdón de Dios por aperecer en esta película es Robert De Niro que está perdido para la causa y que no pinta ni con cola en el metraje.
Además su autoparodia no hace gracia porque ultimamente lo único que hace es parodiarse a sí mismo y estamos hartos de verlo en este tipo de papeles.

Toda una pena para ese actor que nos deleitó en Toro Salvaje y El Padrino II por poner dos ejemplos.