La eutanasia es uno de los grandes temas tabú de la sociedad actual. En un estado que se declara laico, pero sigue teniendo afiliaciones tan fuertes con la Iglesia Católica por tradición, hay gente que clama que la vida es un don y que no nos lo podemos arrebatar. Hay una escena de "Mar Adentro" que perfectamente refleja la contraposición a este punto de vista, y es que la película de Amenábar no solo hace una biografía, sino que se atreve a tomar posición en el debate.

Ramón Sampedro (Javier Bardem) lleva casi un tercio de siglo postrado en una cama debido a una mala zambullida en el agua que le dejó tetrapléjico. A pesar de todo el tiempo que ha pasado, Ramón todavía no ha aceptado su condición y está explorando cualquier manera para que alguien le otorgue su deseo: la muerte. Así, con el fin de hacerlo por la vía legal, llega a su casa Julia (Belén Rueda) que se siente identificada en Ramón y lo llevará por una batalla con el estado para cumplir su voluntad.

Lo que más destaca de la película es el guion de Amenábar: no solo porque sabe cómo sacarle todo el partido posible a su premisa, también porque evita que todo sean sombras y tristeza. La película tiene un tono de comedia negra que empapa la película entera y que hace que no todo sea un dramón que se acabe haciendo pesado, sino que prefiere tomar un enfoque más desenfadado tanto a nivel narrativo como en dirección de imagen (escena de la ventana) que sienta muy bien.

Y el punto principal de toda la comedia negra que sucede en la película es Javier Bardem, interpretando soberbiamente a Ramón Sampedro. Con su capacidad de movilidad limitada, Bardem transmite todo prácticamente a través de su voz y sus gestos faciales y acaba dando una lección de cómo se puede ser buen actor sin ni siquiera gesticular. En el reparto también contamos con una buena Belén Rueda como la abogada de Sampedro.

En conclusión, Alejandro Amenábar nos trae una película que si bien trata un tema dramático sabe cómo hacerlo para que la película tenga un tono incluso cómico para contrarrestar la seriedad del tópico. Javier Bardem interpreta brillantemente a Ramón Sampedro y nos deja un personaje con un carisma natural al que difícil es no querer.