No esperaba ver un gran filme sobre vampiros, pero sí que al menos mi estimado John Carpenter me diera ciertos motivos por los que pudiera decir que esta producción es mejor de lo que se vendió de ella en su día. Y la decepción que me he llevado ha sido el doble de dura al no hallar absolutamente nada que tenga el sello del icónico cineasta. Cuando he terminado de ver la película me he sentido como uno de esos vampiros que salen en ella en el momento en el que le atraviesan el corazón con una estaca. Ya sé que suena muy melodramático, pero no puedo ocultar mi insatisfacción después de ver un producto dirigido por el mismo hombre que dirigió La noche de Halloween y La cosa (El enigma de otro mundo), 2 de las mejores películas de terror que he visto en mi vida. Aun así, quiero que quede claro que no va a cambiar la buenísima opinión que tengo con respecto a Carpenter. Sus obras maestras no se las quita nadie. Volviendo a esta cinta, pese a ser claramente una obra menor, tiene sus cosas que la hacen mejor que otras del subgénero que se han realizado no hace tanto tiempo ( véase la saga de Crepúsculo). Estos vampiros son decentes y les dan varias vueltas a los que se ven en Abierto hasta el amanecer. La ambientación tampoco es mala con esas zonas desérticas que por momentos hacen que parezca que estamos viendo un western con vampiros de por medio muy al estilo de Quentin Tarantino. La historia no atrae lo suficiente, pero su comienzo es bestial ( y nunca mejor dicho). Los personajes están algo pirados y quitando al protagonista, ninguno de ellos es muy llamativo, por lo que la inmensa mayoría es olvidable.