Ramon Sampedro es un tetrapléjico que solo puede mover su cabeza t tiene un solo deseo para vivir como el quiere: morir. Así es la trama de este film conmovedor en casi todo el metraje, polémico y de una calidad inconmensurable.
Este alegato precioso sobre la vida misma, sobre los sentimientos, la frustración, los sueños y las promesas incumplidas, el valor de la familia y los valores humanos, es sin duda el mejor film español que vi en toda mi vida.
Morir para vivir, es lo que dice Ramón, un personaje entrañable, dueño de un humor y una simpatía sumamente maravillosa, un ejemplo de vida a seguir, en especial por su resistencia, su perseverancia y su modo de vivir en un ambito que no ofrecía vida alguna.
Con el apoyo y la devoción íntegra de su familia, que lo cuidó hasta el ultimo momento y con la amistad que trabó con una madre soltera encantadora y con una periodista enferma, el film nos muestra a Ramón desde su cama hablando, lo unico que podía hacer (además de escribir con su boca y otars cosas más), filosofando sobre la vida y sus caminos, a veces difíles.
Todo brilla de una manera pasmante en este film desde la dirección magistral de Alejandro Amenabar, los estupendos rubros técnicos y el prodigioso guión, el film es conmovedor hasta en el más mínimo detalle y nos hace chocar con nuestras emociones más profundas y nos obliga al debate, con el tema de la eutanasia. Pero el film no crea debate alguno en su argumento, solo se limita a contar la vida de Ramón y su muerte tan ansiada. El debate y la polémica están por supuesto, pero al concluir el film.
Javier Bardem está monumental como Ramón, sua actuación no despierta más que admiración y un respeto actoral que pocos poseen. A su lado las extraordinarias y conmovedoras Lola Dueñas, Belén Rueda y Mabel Rivera, son otros atributos de este film que llega hasta lo más profundo de cada uno.
Excepcional, obra maestra absoluta de ese director tan extraorndinario que es Alejandro Amenabar, aqui en su mejor film sin dudas.