Hay un tipo de película que, no pudiendo ser calificada de aburridas, se queda en insustancial. Este es el caso de "A cualquier otro lugar", sobre una madre (graciosa-pero-exagerada Susan Sarandon) que arrastra a su hija (siempre adecuada Natalie Portman) consigo hasta California por sus ansias de vivir una nueva vida. El planteamiento resulta forzado y carente de sentido, y así se suceden todos los acontecimiento de la historia durante unos excesivos 114 minutos. La ventaja es que puede verse sin prestar demasiada atención sin perderse nada relevante.

Aunque el guión es mediocre y las situaciones tópicas a la par que tontas, el film resulta entretenido gracias a sus agradables protagonistas, quienes, pese a no dar precisamente lo mejor de sí, son capaces de animar cualquier planfleto. Algunas escenas, como aquélla en la que ambas fingen interés por una casa que nunca podrán permitirse, resultan incluso chistosas. Es precisamente el interés de Wang por el drama lo que la convierte en ocasiones en tediosa. Madre e hija viviendo alocadamente por Beverly Hills tiene su gracia, pero no el intento de presentar una profundidad de la que el film carece (como bien muestra el ridículo póster).