... esa sosias de la bruja de Medeiros-Blair (la de los remakes de Dowdle y Wingard, en concreto), el exceso de respuestas a algunas preguntas que convendría más mantener irresolubles, o alguna concesión para cumplimiento del dictamen de los tiempos actuales (no se atrevería Cregger a algo tan absolutamente moderno como lo que hizo Hitchcock con Janet Leigh), 'Barbarian' se esfuerza en algo que es poco habitual en el género: crear un espacio de terror.

La película experimenta metamorfosis tonales y argumentales conforme la propia casa habla.

Así, tenemos varios niveles.

1) Una casa-teatro. Al principio, apenas un espacio físico para que se desenvuelva un juego de cazadores y presas, como en 'La habitación del pánico' (2002), 'Los extraños' (2008), 'Tú eres el siguiente' (2011), 'Bajo amenaza' (2011), 'Us' (2019) o cualquier película de ese subgénero de asaltos domésticos que consolidara Haneke en 'Funny games' (1997) de forma mucho menos prosaica.

2) Una casa-misterio. La casa, de pronto, adquiere una sordidez consustancial a la casa misma. No es un lugar anodino por el que pulular gritando y manchado de sangre. El lugar es custodio de pretéritos episodios oscuros, como dan a entender sendas celdas, en el sótano y en el lóbrego pasillo. La película, de pronto, parece que va a escorar hacia modelos como el de 'Al final de la escalera' (1980), pero con menos ectoplasma y más truculencia: 'No respires' (2016), 'Te veo' (2019) o 'Fresh' (2022).

3) Una casa-inframundo. El sótano, con su cochambrosa celda, apenas era el umbral de un infierno mayor. El pasillo, la antesala de la "celda mayor". La casa tiene su propia y enfermiza jerarquía y sus horrores particulares. Al final, acaba en algo mejor o peor, pero único, y ahí me es inevitable pensar en los microcosmos absolutamente espantosos creados en películas como 'El resplandor' (1980), la ya citada 'Psicosis' (1960), 'El proyecto de la bruja de Blair' (1999) u 'Onibaba' (1964), o en otras de perfil más bajo, como 'La abuela' (2021) o 'La casa del diablo' (2009).

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El hecho de jugar con las expectativas del espectador no es necesariamente un elemento positivo. Es sólo una forma de desorientarlo y quebrar sus defensas, dejándolo a merced de una trama escurridiza. Lo verdaderamente interesante de 'Barbarian' es que esta progresión argumental y tonal se va produciendo en constante urdimbre con el descubrimiento espacial. Esto otorga una viveza fuera de lo común al escenario. Los diferentes niveles de la casa actúan como en una versión simplificada, y menos metafísica, de los niveles del infierno de Dante, en los que parece que la perdición es mayor cuanto más profunda es nuestra caída en ellos.

Gracias.