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España España · Málaga
Voto de Nuño:
9
Drama “La Gaviota” es un caserón situado en las afueras de una ciudad del norte de España. En ella viven Agustín, médico y zahorí, su mujer, maestra represaliada por el franquismo, y su hija Estrella. La niña, desde su infancia, sospecha que su padre oculta un secreto. (FILMAFFINITY)
6 de noviembre de 2013
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
'El sur' da comienzo mostrando una habitación, cuya nitidez aumenta conforme la luz matinal va inundándola, transformando los colores. A pesar de la sustancialidad del cambio, el plano permanece estático. Esta expresiva quietud ya aparecía en 'El espíritu de la colmena' y señala la solidez casi pictórica del cine de Erice: un cine de estética poderosísima. El norte está dibujado en colores melancólicos; grisáceos o azulados, tenues... Estrella sabe que en el sur la paleta cambia: en el sur nunca hace frío.

Yo estaba casi convencido de que el caracter inconcluso de esta obra era un lastre para comprenderla en su totalidad; y quizás lo sea si buscamos en ella los parámetros de un guión lineal; pero, desde la última vez que la vi, ha variado mi apreciación en cuanto a la forma, no de comprenderla, sino de sentirla.

El propio título de la película hace mención a una parte de ella que, al final, no vemos; más aún, que se nos ha privado. Nos resignamos a imaginar, a intuir; como Estrella intuyó el calor, el sol y el tono anaranjado durante la parte de su vida en que no salió de esa melancólica sombra. Con la inquisición de un niño, imaginamos la tonalidad exacta de ese mundo dorado, en su exótica lejanía. 'El sur' es una película melancólica: en gran parte lo es porque no llegamos a ver ese sur. Rafaela Aparicio, con su vigor, su alegría; fue la única que nos trajo un trozo de él.

También, claro, nos entristece Omero Antonutti. El ascenso y la caída de un padre. Qué grande parecía, sereno y firme, al fondo de la Iglesia. Qué insondable su sabiduría; cuando su péndulo parecía ser un apéndice de su inabarcable clarividencia. Qué universo guardaba en su habitación, cerrada con llave, cuya entrada estaba vetada para Estrella.

Qué grandes se veían hija y padre; bailando el pasodoble, ante las atentas miradas del Norte y del Sur.

Qué pequeño se volvió, cuando intentaba encender un cigarrillo a las puertas del cine Arcadia sin apenas conseguirlo, alumbradas por fin sus sombras, con la vida en manos de Irene Ríos. Qué pequeño le hizo quedar el capítulo negro de su vida, que tuvo lugar al son, difuso, del mismo pasodoble que una vez remota le unió a su hija, esta vez separándoles en un solitario salón del Gran Hotel.

Gracias.
Nuño
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