Una magnífica película neo-noir, excelente thriller policial y una trama e intriga que te mantiene hasta el final. Dicho esto, comenzamos con la crítica.

El guión es de lo más destacable de la película, una perturbadora historia de un desequilibrado mental que cree ser un subordinado de Dios que realiza sus asesinatos según los siete pecados capitales, siendo ésta una premisa muy interesante para una película del género policíaco, además cuenta con un desarrollo muy bien marcado de los dos personajes principales (Mills y Somerset) con una evolución razonable según avanza la película.

Las actuaciones son maravillosas, con un Morgan Freeman encarnando a la perfección al veterano detective William Somerset, un hombre cansado ya de la vida relacionada al mundo criminal que contempla cada vez con más repugnancia y desdén los problemas de la ciudad, sintiendo que poco a poco lo va consumiendo por dentro.

Un jovencísimo Brad Pitt hace la primera gran interpretación de su carrera, siendo el detective David Mills, un ingenuo y novato policía que llega a la ciudad dispuesto a resolver la ola de asesinatos que se ensañaba con la ciudad, mostrando perfectamente la evolución del personaje a lo largo de la cinta, donde se ve como va adquiriendo madurez a lo largo de los casos, demostrando que ya teníamos un grandísimo actor para las próximas décadas.

La ambientación es excelente, siendo oscura y tétrica en todos los asesinatos con un filtro sombrío durante toda la película, metiéndote por completo en la historia, absorbiéndote hasta el último instante de ella, intentando solucionar el enigma de los asesinatos que hasta el final te mantiene en vilo pensando quién sería la última víctima y el tan esperado final.

El desarrollo de la historia es de primer nivel, dejando claras las partes de la película haciendo que cada caso se pueda asimilar como un pequeño capítulo del largometraje en su totalidad y que va poco a poco va haciendo que la trama vaya avanzando con un ritmo dinámico, haciendo que en ningún momento puedas llegar a aburrirte, puesto que si no hay acción, las fases de investigación en las escenas del crimen y su juego de pistas con el asesino te mantienen pegado a la pantalla los 127 minutos de duración de la cinta.

Lo que son los efectos especiales y el maquillaje usados en la película son sublimes, haciendo sus apariciones triunfales en el primer asesinato de la película, cuando el hombre obeso fue forzado a comer hasta morir, el caso del abogado relacionado con la obra literaria "El mercader de Venecia" y el mejor de todos en este aspecto, el caso del traficante de droga, donde el maquillaje es simplemente excelente, mostrando el demacrado estado del hombre tras ser encontrado por los detectives.