Entretenida película que cuenta la trágica historia de una venganza, tan simple como eso. Sin artificios, pretensiones ni más complicaciones. Realmente no hay mucho más que decir. Se le notan un poco los años, pero aun así considero que la fotografía es decente y el reparto cumple (no sobreactúan ni gritan tanto como ocurre en otras cintas niponas). En cuanto al apartado del sonido, por lo general está bien, pero hay un par de momentos en los que se escucha un tono setentero que no me pega con la tónica de la historia.

Igual es suponer demasiado pero imagino que muchas de las personas que vean esta película lo harán por su relación con Kill Bill (en mi caso es así). Había oído que Tarantino bebió de ella (y del manga en el que se basa), entre otras, y esto es lo que me animó a verla. Pues bien, ahora puedo decir que se inspiró, efectivamente. Desde su temática (las andanzas de una mujer que consagra su existencia a perpetrar una brutal venganza), pasando por la apariencia, el pasado y, en general, alguna que otra escena del personaje de Lucy Liu (O-Ren Ishii), hasta el uso del tema principal del filme... Si tengo que elegir, no obstante, me quedo con Kill Bill, que me parece bastante más entretenida y más épica, a pesar de sus excesos.

Resumiendo: la historia de una venganza, solvente y entretenida sin más, que no destaca por mucho más que por haber sido consumida, rumiada y reutilizada por Tarantino en su Kill Bill.