Con una animación deslumbrante, de una calidad monumental, se nos cuenta una historia que a ratos es muy interesante, pero que se pierde en larguísimas disquisiciones pseudofilosóficas que aburrirían al más entusiasta. El complicado guión aún consigue perderte todavía más, y uno acaba tan sólo por gozar de la preciosista estética. A destacar, como curiosidad, la acertada versión del concierto de Aranjuez que suena en los créditos finales.
Recomendable por la enorme belleza de los dibujos (en especial, los fondos magistrales), aunque avisando que cuando los personajes comienzan a dialogar no hay quien los pare.