A quien le encante la música barroca, ésta es su película. Pero al que, como a mí, al poco rato de oírla no le parezca más que una eterna repetición, le parecerá de un aburrimiento notorio. Interpretaciones correctas (excepto el retoño de Depardieu, que suerte tiene de papá, que si no nunca hubiese pisado un plató), ambientacion excelente, fotografía notable, pero con un guión que debe demasiado a otras historias muy superiores, y con larguísimas escenas estáticas en las que se rascan las violas hasta convertirlas en serrín.
Lo dicho: para quien guste de esa música, será como un largo videoclip barroco precioso; pero para quien sólo pretenda ver cine, le aburrirá hasta el hartazgo.

Por cierto, que el Depardieu padre sólo aparece en los dos primeros minutos y en el último cuarto de película.