Me ha sorprendido tanto la crueldad del protagonista, como lo bien representado que está el desquicio y la locura. Asimismo, el concepto de Angst resulta chocante debido a su carácter violento y sádico, sobre todo esto llama la atención en el cine segundón austriaco de principios de los 80, que venía de un cine facilón y amable, propio de una sociedad que se mira a sí misma con la estrictez insigne típica de una cultura moralista y religiosa.
Por otra parte, es sencillo contemplar en dónde Haneke adquirió muchas de las influencias de su Funny games, aunque sean las puramente contextuales. En ambas películas los sucesos acaecen en el extrarradio, en pueblos alejados de todo, destacando la vulnerabilidad de una sociedad rural en exceso confiada, en donde las vallas nunca son demasiado altas, muchas veces inexistentes.
Desde el punto de vista técnico, el eterno plano picado acrecienta la ansiedad e inquietud del espectador, al mismo tiempo minimiza la empatía que podríamos sentir por cada uno de los personajes, convirtiéndonos en herméticos contempladores de una pelea desigual entre hormigas.
Angst se descubre como una buena película de miedo, recomendable para todos aquellos a los que les interesen los films en donde impere la perversión de la naturaleza humana, como muestra inequívoca de la maldad a la que nos enfrentamos cada día, en un mundo de seres anónimos y demasiada vida interior corrompida.