Cuando la vi por primera vez tuve la impresión de estar ante un producto cultural distinto a una película, se alejaba de lo que entendía por ello, pero tampoco era un cuadro, ni una escultura. Las imágenes, la música, la sensación de estar visualizando muertos...
Cada plano era una mezcla de tristeza y pesimismo, más que de terror, un canto a la muerte. No solo la película en sí; el año, las técnicas cinematográficas con las que se apañaban en esa época...todo, en el sitio adecuado, momento adecuado, jamás nadie hará algo así.
Cuando invito a alguien a verla (espectador medio de películas actuales), le recomiendo que vaya con la idea de entrar a un museo, que disfrute , que explore cada plano,que apague la luz, y que dedique el tiempo que dura la película, a conocer algo , que de viejo, es por completo, una nueva experiencia.