Northern Exposure es, sobre todo, un reencuentro con el ser humano, un estado de ánimo, ni bueno ni malo, aunque despreocupado. Un lorazepam para el alma.
Prueba a ponerte un episodio estando eufórico, te gustará.
Cuando las cosas no vayan tan bien, pon otro, al azar, te sentirás mejor.
Cuando llegues del trabajo y odies al género humano, ponte otro, da igual la temporada, da igual cual sea. Quizás la gente no sea tan detestable.
Cuando estés enamorado ponte otro. Lo estarás más.
Prueba a verla borracho, o tras un desengaño.
Lo bueno y lo malo cobra sentido, las pequeñas cosas son las protagonistas, el diario íntimo de cada uno de nosotros está aquí, no se quien escribió la serie, ni me voy a empollar sus curriculums, no quiero saberlo. Pero estaban en el momento adecuado, en el sitio adecuado, y se hizo uno de esos milagros que dan sentido al arte como forma de entender al ser humano y reconciliarse con él. Perfecta.