Anthony Mann dibuja con mucha energía un tema clásico del western, el del veterano curtido en mil batallas que echa una mano con sus enseñanzas a un novato con más voluntad que conocimientos. Henry Fonda ejerce aquí de profesor de un Anthony Perkins que está a la altura de su papel. El veterano Fonda, a veces muy distante de lo que le toca vivir, le da clases gratis al novel para que sepa manejarse en los entresijos que conlleva lucir una estrella de latón en el chaleco. En ningún caso, como suele suceder en muchas otras películas de este calibre, el veterano menosprecia o va de sobrado con el novato. Aquí se desprende cierta ternura de Fonda hacia Perkins, probablemente producto de que le puede recordar sus años mozos. Cazador de forajidos no sólo se deja ver, es un film muy a tener en cuenta.