Clásico del cine y una de esas películas unidas para siempre con la polémica desde su nacimiento. El tema recogiendo el deseo insano de un hombre maduro por una adolescente de 14 años no puede ser más censurable moralmente. A la hora de plasmarlo en cine la línea que separa el arte y el buen gusto de la provocación gratuita y la zafiedad es muy fina. Kubrick sale airoso del reto, la película es plenamente disfrutable en la actualidad, la historia está bien contada sin caer en el mal gusto y un proyecto en el que era muy fácil despeñarse es un clásico si no generalmente admirado, como poco si respetado y que ocupa un sitio digno en la historia del cine.

Ahora bien. ¿Falta algo? En mi opinión sí. Y es que Kubrick consigue bordear el abismo de la polémica y el mal gusto con una técnica simple pero muy efectiva. No acercarse demasiado. La relación plasmada en pantalla entre Lolita y Humbert es demasiado blanca y casi inocente teniendo en cuenta el tema tratado. Durante su visionado echamos en falta planos, incluso secuencias enteras entre ambos. No es que hayan sido censuradas por las tijeras de un censor, sino que el propio genio nos las niega. Son huecos o en el mejor de los casos sutilezas que nuestra imaginación debe rellenar demasiadas veces.

Entiendo que el reto no era nada fácil. Poco se puede echar en cara a Kubrick, no ya por temática y los tiempos que corrían. Sino que además la actriz protagonista realmente tenía 15 años durante el rodaje, por lo que poca broma rodar nada mínimamente inadecuado.

Por eso no puedo valorar mejor la película, porque actuaciones, guion, dirección… todo lo tenemos, pero me falta algo que pedía la historia para llegar a la excelencia. Asomarnos al precipicio un poco más para verlo por debajo de nuestros pies, no solo vislumbrarlo con nuestros pies pisando bien tierra adentro.