Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Don Hantonio Manué:
8
Cine negro. Intriga. Drama Frank Jessup es un enfermero de urgencias que acude a una mansión para atender a la señora Tremayne que, según parece, ha intentado suicidarse. Sin embargo él sospecha que en realidad alguien ha intentado asesinarla. Allí conoce también a Diane, la hijastra de la señora Tremayne, una joven delicada, sensual y un tanto inestable, ante la que cae rendido inmediatamente. (FILMAFFINITY)
25 de diciembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un “film noir” que pivota sobre la figura no tan enigmática como simplemente sospechosa de Jean Simmons, cuyo rostro angelical oculta rasgos poco inocentes y compone una feminidad en la que se dan la mano tanto lo inquietante como lo normal, un encanto natural capaz de enredar a cualquiera. Aún así, a duras penas encaja en el arquetipo de la femme fatale del montón, al menos entendida como la obvia lagarta que utiliza su sensualidad para sus propios fines sin más.

Ella representa más bien a esa clase alta con mansión, chófer, varios automóviles y serviciales criados japoneses; es una niña bien que habita un universo un tanto infantil, cerrado, carente de auténtica malicia, pero convencida de que quienes tiene a su alrededor (el mundo entero, de hecho) deben acomodarse a sus deseos a toda costa. La réplica la ofrece un pétreo Mitchum, tipo duro de manual, el típico hombre bregado en la vida, con sus sueños y aspiraciones... su opuesto. Sin embargo la actitud de este no deja de ser pasiva, pues aunque cala rápido a la niña, no puede evitar caer una y otra vez en sus trampas.

Es curioso que con su novia, otra chica “de mundo”, mantiene otra relación complicada… pero más sana y madura. Hay un fondo muy psicoanalítico, habitual de aquellos tiempos; pulsiones oscuras que bordean la psicopatía, complejo de Electra, pero el austríaco sabe ser lo bastante sutil y convierte los elementos más burdos o que pudieran ser abiertamente escabrosos en el secreto y turbio motor que propulsa la trama (de motores va el asunto, además).

Como cineasta “objetivo”, Preminger prescinde de primeros planos y se dedica a filmar con aparente distancia, sin énfasis, casi se diría que con frialdad, y consigue que de algún modo entendamos las posturas, esquiva los lugares comunes y cuestiona, en modo "peli de juicios", un proceso penal en el que se baten dos abogados igual de empecinados en una verdad sólo parcial en cualquier caso, planteando si la justicia no deja de ser a veces mera retórica y estrategia para convencer al jurado.

El ajedrez, el champán, objetos con significado fatal. Un paseo solitario por una jaula de oro, repleta de ausencias, muy evocador. Encantadores y rancios detalles de la época, como el tortazo “terapéutico” contra la histeria (convenientemente devuelto por la dama) o un puñado de frases (“un escritor que se casa con una viuda rica no volverá a escribir nada salvo cheques”). Trucar un coche ¿hace falta saber mecánica, o puede hacerlo cualquiera… incluso una mujer?

Impagable además el score de Tiomkin, muy a lo Rachmaninov, y en especial, los momentos en que nuestra muchacha se sienta a tocar el piano, en lo que no sabemos lo que está pasando por su cabeza… y dicho sea de paso, no estamos seguros de querer saberlo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Don Hantonio Manué
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow