Uno de los graves problemas de Gitai es que no sitúa al espectador en el contexto de la historia que pretende contar, y que puede acabar muy perdido si no conoce algo de la realidad de Israel y las culturas que conviven (mal que bien) allí.

Conociendo Israel y MeaSherim una película como la de Amos Gitai no se entiende a menos que se conozca la historia familiar de Gitai, sus padres fueron repudiados por sus familiares ultraortodoxos por haberse enamorado, o eso es lo que cuenta Amos Gitai. Por lo tanto sus padres vivieron el ostracismo de su comunidad.

A Gitai no le gustan los ultraortodoxos y lo deja muy claro desde el principio. Los personajes o se dejan llevar o son directamente malos. No hay personajes positivos que puedan equilibrar la historia, el rabino-padre es un personaje desolador que es presentado como si fuera el modelo de rabino ultraortodoxo de MeaSherim.