Tras creer el público, inocente él, que la saga Alien había finalizado con la brillante muerte de Ripley en la poco convincente Alien 3, cinco años después nos llega Alien resurrección, clara muestra de los pocos escrúpulos de la industria hollywoodiense y de su claro temor a arriesgarse. Así que, ¿por qué no resucitar a la teniente Ripley y volver a enfrentarla con los aliens? ¡Qué mas da que esto rompa el encanto creado por Scott y Cameron!, (algo que David Fincher parecía también dispuesto a hacer), lo que interesa es conseguir una suculenta recaudación. El resultado es predecible: un guión nada original, esperpéntico y falto de coherencia (sólo hace falta recordar el origen de la nueva criatura alien para darse cuenta de ello). Lo que en las dos primeras entregas era un festín de tensión, miedo y adrenalina, en esta cuarta pero no última entrega, el alien es lo que menos asusta y únicamente sirve de subterfugio para crear una absurda cacería en la que el único protagonista son los efectos especiales.
Siendo una reciente producción, uno esperaría encontrar unos más que dignos efectos especiales, pero la realidad es que, aunque superiores a los de Alien 3, no consiguen ese grado de autenticidad que James Cameron consiguió en su Aliens, el regreso sin ayuda del hoy imprescindible ordenador. Penoso.
Ni la historia ni los efectos especiales se han beneficiado de la cada vez más habitual e innecesaria moda de hacer secuelas sin más pretensiones que las de recaudar en taquilla.

Para aquellos que no saben apreciar una buena “película de monstruos”.
Lo mejor: La excelente banda sonora de John Frizzell.
Lo peor: El guión y unos efectos especiales muy poco convincentes.