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Voto de billywilder73:
7
Thriller. Drama El día en que Juan (Alberto Ammann) empieza a trabajar en su nuevo destino como funcionario de prisiones, se ve atrapado en un motín carcelario. Decide entonces hacerse pasar por un preso más para salvar su vida y para poner fin a la revuelta, encabezada por el temible Malamadre (Luis Tosar). Lo que ignora es que el destino le ha preparado una encerrona. (FILMAFFINITY)
1 de agosto de 2018
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida es un caramelo tan amargo, tan repulsivo que sólo momentos como los que proporciona una película o un buen (o mal) polvo rompen la monotonía del vómito continuo.
Si incluso un bodrio de Van Damme – toda su filmografía – o de Steven Seagal aparcan momentaneamente las arcadas del mundo real, cuando tenemos la suerte de dar con una buena película, olvidamos la mediocridad que nos asiste y comenzamos a sentir y a sentirnos únicos por la revelación en formato de 35 milímetros – o de 625 líneas para milagros caseros – que ocurre ante nuestros afortunados ojos.
Igual de deslumbrados se quedan los presos de La celda 211 cuando son manipulados por la caja tonta que colocan en lo alto de su improvisada salita de estar y les va informando de las noticias sobre el motín que han llevado a cabo.
Así los presos, como los espectadores de cualquier proyección, se sienten triunfitos de andar por casa que les aleja de su errante y pesadísima tortura diaria.
Por eso la amargura está rasgada en todas las paredes de esa cárcel zamorana, en sus tatuajes de amor de madre y en las miradas perrunas de personajes penosos con los que nadie se iría ni a la vuelta de la esquina y que sin embargo por esa patológica empatía asociada a la amargura, a la mediocridad y a la monotonía esos ogros atrincherados se convierten en nuestros hermanos de madre (o de Malamadre)
Da gusto que una película carcelaria no nos tome el pelo. Pase que Cadena perpetua o La milla verde sean consideradas buenas películas de ciencia ficción, pero se echa en falta al Alien que despedace a Tom Hanks, a Tim Robbins y a Morgan Freeman. Las cárceles están llenas de hijos de puta, malnacidos y analfabetos. Si acaso la diferencia entre los de dentro y los de fuera es que habiendo hijos de puta y malnacidos a ambos lados, son más listos los de fuera porque todavía no los han pillado.
La celda 211 capta esa realidad y humaniza al desgraciado que se siente un animal entre rejas, pero no al estilo happyamericano. Los presos no son héroes sino heroinómanos y entre tanto cabrón suelto entendemos un mundo de grises donde no caben los falsos ídolos, esos dioses y demonios de las películas malas sino personas de carne y hueso con pequeños lapsus de bondad que ya quisieran para sí los mejores amigos.
El guión tiene golpes de ingenio extremadamente brillantes que hacen creíble la brutal escalada de violencia del protagonista consiguiendo con ello generar la reflexión sobre los estúpidos límites entre bondad y maldad, entre inocencia y culpabilidad y dando a entender lo relativa e intrascendente que es la vida.
La cárcel es la excusa, que el hombre es un lobo para el hombre, la verdad.
Pero La celda 211 no es una obra maestra porque Daniel Monzón no se atreve o no sabe todavía trascender de lo que ya se ha filmado; cuenta como ha visto contar y le pesan algunas inercias melodramáticas, como cuando añoña al espectador con su manipuladora historia de amor. Por desgracia esa falta de estilo malogra el resultado y La celda 211 sigue lejos de películas como La caja 507 y la fuerza interior que emanan Urbizu, Bresson, Huston, Spielberg o Tarantino.
Con todo y a pesar del beneficio del cine - tramposo y amnésico cuando hablamos del mal cine, esperanzador y lisérgico cuando hablamos del bueno - la diferencia entre una película hortera y grosera de Van Damme, una buena película española como La celda 211 y una obra maestra como El verdugo de Berlanga, es que mientras las dos primeras te hacen olvidar la puta vida por un momento, por unas horas o incluso por unos días; una obra maestra te hace su cómplice para agitar tu alma y quedarse contigo para siempre.
billywilder73
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