Emulando a los traductores "liberales" del título de este film en inglés yo aporto el mío también.
Porque ver esta obra es como montar en un coche lento, incómodo y sumamente triste, con el que te paseas durante 107 minutos que parecen 607...

Todo es tan previsible y sin alma acomodado a un patrón usado miles de veces en el cine que ni los grandes actores en la escena salvan totalmente el desastre gris que devora la pantalla y el ánimo del espectador. Ninguna interpretación o personaje que despierte alguna empatía, alguna sonrisa o simplemente alguna satisfacción que te haga distinguir este producto de todos los demás, un guionista que puso un euro (o un dólar) en la máquina automática de guiones y le salió este y entonces todos lo leyeron, lo aprendieron, y salíó este churro imitación de cine negro que no llega ni a chocolate.

Para ver gratis si no se tiene nada mejor a mano puede valer, pero hay que armarse de la paciencia de Job para soportar más allá de la primera hora y esperar a que la acción remonte ligeramente y justifique su visionado, donde sólo se nos quedará de recuerdo la sosa aunque correcta interpretación del exmodelo de slips y el flequillo forzado de Crowe como alcalde de Nueva York. Y nada más...NADA.