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Voto de abretedeorejascom:
5
Drama En 1961, Stanley Milgram llevó a cabo una serie de experimentos sobre la obediencia en la Universidad de Yale. La investigación, planteada a raíz del juicio a Adolf Eichmann (el criminal de guerra nazi que alegó obediencia debida en su defensa durante su juicio en Israel), pretendía dilucidar la relación de las personas con la autoridad. La violencia del experimento hizo que Milgram fuera tildado de sádico y de monstruo. (FILMAFFINITY)
17 de abril de 2024
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Por fortuna, la película que voy a comentar no hace honor a su título y no se centra mucho en la historia de Stanley Milgran. Sí lo hace en su curioso experimento, cosa que le beneficia sobremanera, ya que se aleja de los clichés del biopic para convertirse, con sus defectos, en una interesante película. Y es que lo verdaderamente interesante es el experimento que realizó Stanley Milgram tras ver el juicio en el que el nazi Adolf Eichmann fue condenado a muerte por crímenes contra la humanidad en 1961. En el mediático juicio, Eichmann apelaba una y otra vez a su inocencia al considerar que él sólo obedecía órdenes. Y fue esta cínica postura la que dio a un recién graduado en psicología llamado Stanley Milgram la idea para realizar su experimento.

Para ello Milgram puso un simple anuncio en una parada de autobús: ofrecía dinero a quien quisiera participar en su «estudio de la memoria y el aprendizaje». Pronto, su sala del experimento estaba a rebosar. En el estudio participaron personas de diferentes clases sociales, raza, o religión, y aunque no se les explicaba en qué consistía realmente el experimento, sí que se les advertía de que iban a ser grabados.

El experimento era muy sencillo: para él eran necesarios dos voluntarios, uno de ellos hacía de profesor y el otro de alumno; no se veían entre sí porque tenían una pared que los separaba, pero existía un intercomunicador por el cual el profesor iba leyendo parejas de palabras que el alumno tenía que memorizar. Después, el profesor volvía a repetir alguna de las palabras y el alumno tenía que decir las que faltaban. Si fallaba, el alumno recibía una descarga eléctrica desde el aparato que accionaba el profesor en el otro lado. A cada fallo, la intensidad de la descarga era más alta.

A partir de ahora podéis sacar vuestras propias conclusiones visionando "Experimenter: La historia de Stanley Milgram". Os aseguro que los resultados van a ser sorprendentes, y nos van a mostrar el porqué de muchas reacciones del ser humano que han significado un determinado rumbo en el devenir de nuestra historia.
Así que ya sabéis, os recomiendo esta película que, aunque no sea ninguna obra maestra, os va a dar mucho que pensar. ¿Seguirás sintiéndote orgulloso de ser un ser humano?

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Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura
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