Una galería de personajes (el jubilado que se aburre, el empresario garrulo y fantasma, los compañeros cabrones pero entrañables, el chavalín ingenuo y tierno, la madre que es como es, la comercial que es una hija de...) que, más pintorescos o menos, son tal cual te los encontrarías en la realidad.

Una actriz (Lola Dueñas, claro) que es tan buena que te olvidas de que existe (la actriz) porque parece que el personaje fuera de carne y hueso y tuviese esa cara y esa voz y esa vida. Y los demás actores, que tampoco lo hacen mal.

Una historia como muchas que has visto, o vivido, u oído, a ratos divertida, a ratos trágica, en general más amarga que dulce. Como suelen ser las historias que ocurren de verdad.

Y contado sin florituras, para qué, de forma clara, directa, sencilla.

Una gran película.