Estomagante refrito entre dos de los títulos del género de terror que más han calado entre el público en los últimos años, El Proyecto de la Bruja de Blair y 28 Días Después (más por su originalidad que por otra cosa), la película rodada ex equo entre Jaume Balagueró y Paco Plaza, mismo tándem que perpetró, atención, OT: La Película, supongo que para familiarizarse con el mundillo del terror bizarro, hizo su estelar y mareante aparición en las salas de cine de nuestro país consiguiendo no sólo un gran éxito de público y crítica, que ya es bastante, sino un remake estadounidense calcado plano a plano que pasó sin pena ni gloria por las carteleras de medio mundo. Utilizando el medio televisivo para dotar a los sorprendentes acontecimientos de una realidad que nunca se consigue por las limitadísimas interpretaciones de unos actores completamente desconocidos (será por algo) y una planificación que en su afán por resultar espontánea termina por parecernos tremendamente falsa y calculada, la película intenta sumergir al espectador en una especie de pesadilla claustrofóbica grabada en tiempo real que sólo funciona a ratos gracias al cuidado diseño de producción y a la correcta dosificación de los momentos de tensión, bastante escasos a pesar del griterío generalizado y los bruscos movimientos de cámara, y que patina hasta el fondo cuando, ya cerca del desenlace, y tras hora y pico de sangre y berridos, a los guionistas no se les ocurre nada mejor que meter con calzador una serie de explicaciones de lo más absurdas e innecesarias sobre el por qué del argumento. Eso sí, la niña de Medeiros (o como se llame) pone los pelos de punta, es de justicia reconocerlo.