He aquí un ejemplo inmejorable de ese tipo de películas que no cuentan absolutamente nada y que cada vez empiezan a proliferar más y a tener, Dios nos coja confesados, cierto prestigio crítico en determinados círculos artísticos y académicos. Ficción es una película completamente nula desde un punto de vista dramático y narrativo. Carece de historia, conflicto, desarrollo y personajes. Centra toda su atención en el protagonista interpretado por Eduard Fernández, un director de cine cuya crisis personal afecta a su creatividad artística y que, en busca de inspiración, se retira a una casa rural para trabajar. Planteamiento tremendamente original, por cierto. Una vez allí, en medio de la soledad de las montañas, conocerá por mediación de unos amigos a una mujer que despertará en él sentimientos que creía tener olvidados desde mucho tiempo atrás. Esto tampoco lo hemos visto nunca. Lamentablemente todo se revela en los diez primeros minutos de película y es prácticamente la totalidad de su argumento. No estaría mal si estuviésemos hablando de un cortometraje, pero la película de Cesc Gay, lejos de quedarse ahí, alarga artificialmente su duración hasta los 107 minutos con una retahíla de escenas contemplativas cargadas de silencios que no dicen nada y de frases esporádicas de poco calado en las que prácticamente todo lo que puede hacer interesante a una obra cinematográfica brilla por su ausencia. Simplemente no tiene trama alguna, aunque algunos se empeñen en vérsela.