Lee subestima al espectador con soluciones poco planificadas siguiendo la premisa popular “no importa el cuerpo del maestro sino su mensaje” fórmula que es rebatible para todo buen cine, aunque encuentre su nicho en el cine basurista de banal entretenimiento.

1. Un grupo de soldados americanos veteranos que por ser negros parece que tuvieran que actuar como adolescentes.
2. Acercamientos superficiales a la realidad de cada personaje, apenas los diálogos nos cuentan algo de su naturaleza personal e insondable por no decir inexistente.
3. Eddy muere de la manera más tonta, tensión caprichosa, caminando hacia atrás buscando intencionalmente una mina, pues así se ve y el cine es más el cómo se muestra.
4. Inocentes después de haber sido tan utilizados y engañados como Lee los quiere hacer ver, se aventuran en una trampa sin tener un plan B ni protección alguna. Eran militares? Pues no parecen.
5. El cómo nuevamente falla y el desarrollo del conflicto dramático principal de todo el film que es básicamente cómo van a sacar el oro de Vietnam, premisa que se mantiene desde el principio, no se soluciona, se manifiesta exitosamente por ninguna causa, el peor capricho y pecado de Lee en el film.
6. La propaganda no consigue resolver la farsa pues según Lee el negro es malo porque lo hicieron así los blancos malvados, pero no repara en que es una condición común a toda la humanidad sin distinción de raza ni color; el sistema monetario disfuncional es el poder y éste llega a corromper a los más débiles sin excepción.

Con todo el respeto que se merece el director por su amplia trayectoria, no es un film que se destaque ni por su poesía visual, tensión dramática, estructura, ni mucho menos por su dirección.