Me causa admiración cuando se usa una historia sencilla -incluso alguien podría calificarla de floja, al escucharla por primera vez- y, de ahí, se construye una obra que te engancha, te emociona y te hace reír. En este sentido, se puede decir que es cine "como el de antes", con secuencias más largas y lentas de lo habitual, con algunas escenas y personajes que alguien podría considerar "prescindibles", etc. (y es de agradecer, porque en muchas películas actuales parece que hay que justificar lo que sucede en cada segundo). Se podría considerar como la mirada del director sobre la vida cotidiana y las personas: se nota cómo cada escena está bien cuidada y mimada.

Más que en la enfermedad propiamente dicha, la historia se centra en la mirada inocente de los dos hermanos que viven, sin padres, con la abuela que sufre alzheimer: cómo ven la situación sin llegar a comprender la realidad de la enfermedad, su miedo a que los separen de su abuela y al uno del otro, la ingenuidad con la que piensan que pueden lidiar ellos solos, etc. El resultado es una comedia dramática (sí, una comedia cuyo tema principal es el alzheimer) con la que te ríes en varios momentos, y te emocionas en otros.

Susi Sánchez borda su personaje, con tanta naturalidad que casi no te das cuenta del papel tan complicado que interpreta. Mor Ngom (el hermano pequeño) tanto te hace reír con su frescura como te emociona con su dolor. Joel Gálvez (el hermano mayor) y Maria Anglada (su nueva amiga) también están bastante bien. Fernando Esteso hace de malo, con un personaje histriónico al que hasta le coges cariño.

Como aspecto menos bueno diría que, sobre los dos tercios del metraje, la película se me empezó a hacer un poco monótona, algo repetitiva. Pero, justamente en ese momento, la historia coge buen ritmo hasta el final.

Creo que una de las cosas que más me gusta es cómo Agustí Villaronga hace lo que le da la gana (lo que considera conveniente), sin preocuparle los convencionalismos. A lo mejor alguien opina que no tiene gracia que se haga comedia sobre el alzheimer o los operados de la garganta: pero todos tenemos problemas y, ¿por qué no vamos a poder mirarnos desde el punto de vista de la comedia, con cariño, sin ninguna intención de herir? El hermano mayor trata mal a la nueva alumna inmigrante porque ella es mejor atleta, y después se gustan y colaboran en las pruebas deportivas: alguien diría que "eso está muy visto" pero, ¿qué problema hay, si ayuda en la historia?

En ese sentido, creo que no viene mal recordar (como sucede con otras muchas películas) que es ficción, no un documental. Quien vaya con intención de comentar cosas como que "es imposible que nadie notara que a la abuela le pasaba algo", o que "el hermano mayor ya tiene edad para saber que están siendo unos irresponsables", o incluso que "en el colegio público las clases serían en catalán", es mejor que cambie el chip antes de ponerse a ver la película. Insisto en que no es un documental (y esta reflexión se podría aplicar en general, cuando algunos intentan aplicar la fría lógica a las películas).