Rareza de finales de los años cincuenta, una película extraña sobre el fenómeno de los asesinos en serie. El protagonista es un metódico policía que decide por su cuenta, investigar un asesinato. Con la intuición como arma, es un justiciero sin violencia, una versión suiza de Colombo.
Esta coproducción española, de un director que rodó mucho cine en nuestro país, es muy atípica por el tema que toca, por como lo hace y por sus localizaciones e interpretaciones. Esta basada en una novela y esta cambiado el final y algunos de los roles de los personajes, la protagonista femenina es una prostituta en la novela.

Es una película muy fría, el titulo y el argumento son de una moralidad cuando menos cuestionable, utilizar a una madre y a una niña para atrapar a un asesino es una trama dura. No hay ningún vinculo romántico entre ninguno de los personajes, solamente se muestra una relación matrimonial y es una autentica pesadilla.

Heinz Rühmann interpreta a este Sherlock Holmes germánico suizo, inteligente, brillante y a la vez triste, oscuro, solitario. Un personaje complejo que se aleja del héroe al uso y por supuesto del héroe de las películas de Hollywood.
El papel de Gert Fröbe esta fantástico metido en la piel de Schrott, otra personalidad inquietante que da miedo aunque sea de día, ya la dice el titulo en alemán.

Merece la pena ver la historia que nos cuenta Ladislao Vajda y la manera en la que lo hace.