Una película que prometía y que, con esa misma fuerza, se va desvaneciendo. Pretende ser demasiado original en todo y no logra dar miedo, ni asustar, por lo que la etiqueta "terror" le viene grande. El tema del racismo está bien pensado, pero hay que subrayar que es una película de marcado enfoque comercial. Su pretensión de originalidad cae cuando te das cuenta que "El ladrón de cadáveres" (incluso "Frankenstein" o "Re-animator") sí lograron dar miedo con una temática parecida. Tiene cierto interés psicolólgico que, aunque manido, funciona en algún momento. Los cambios de guión son previsibles y, eso sí, hay que destacar la primera escena: cómo está rodada y por la que la película, parece prometer algo que luego no ofrece.