Skins es una serie “teen” con un buen guión, que se ríe de los tópicos creados por su propio género y hasta aprovechándose de ellos para crear situaciones cómicas y dramáticas (de verdad).

Sí, los personajes están estereotipados (hay el amigo del cabecilla, la guarra, el gay, el moro, la borde, el salidorro y el cabecilla).Y sí también hay el sexo, las drogas y los líos amorosos de siempre. Pero Skins lo hace creíble sin necesidad de recurrir al escenario de las aulas y no como tantas series que tan bien conocemos.

Los actores son buenos y encima tienen la edad que representan (que esto después de Andrea de Sensación de Vivir o Ryan de the OC se agradece). Lo positivo es que los capítulos no son eternos como las series españolas (que meten escenas para rellenar la hora y pico que duran). Todo en cada escena y plano tiene un sentido en la temporada. Los diálogos y situaciones son cojonudas y hasta llegas de desear vivir en Bristol para tener un grupo de amigos como ellos: sin Yolis ni chulillos de barrio.

La música y la fotografía de la serie ayudan a crear una atmosfera distinta, dónde los adultos están más locos, salidos y tarados que los mismos protagonistas adolescentes y dónde pasas de risas a llantos sin forzar el guión.

Si tienes entre 14-19 años y sigues sin poder soportar Fisica o Quimica o los niñatos de El Internado, puede que Skins te sorprenda.