Cuando se estrenó Encantada en los Estados Unidos y toda la crítica la arropó con entusiasmo, no tuve ninguna duda de que por fin había llegado el momento: Disney volvía a ser la que era. Informándose un poco, es fácil dar con que el responsable de este renacimiento es justamente el genio que lideró Pixar durante mucho tiempo: John Lasseter. Desde hace un par de años ha empezado a mover hilos, a organizar los proyectos y empezar otros, y ha conseguido darle nuevos aires a una compañía que había caído en lo fácil, es decir, secuelas de sus mayores éxitos y producciones originales de calidad baja. La cosa empezó a levantarse con Descubriendo a los Robinsons, para llegar a un nivel más bien alto con Encantada. Tomando "Campanilla" como un paréntesis, Bolt es la pieza que faltaba en el puzzle para que todo volviera a funcionar como siempre.

Bolt es el prototipo de película que funciona por múltiples razones. La primera por que técnicamente es brillante y eso de un vistazo es lo más importante, lo que entra de golpe, y lo que sorprende por su solidez: el pelaje de los animales, las expresiones faciales (Bolt es adorable), etcétera. Lo "raro" es que las cosas no se queden ahí, sino que va mucho más allá: Tenemos una historia brillante que mezcla sabiamente películas como El show de Truman y Los Increíbles, que nos narra cómo un súper-perro rescata a su ama continuamente de un villano. Lo que no sabe es que vive dentro de un set de televisión y que, cuando los productores deciden acabar un capítulo con cliffhanger (vamos, que no acaba) el perrito se escapa a buscar a su ama, convirtiendo el film en una Road Movie donde se añaden más personajes y comienza la aventura.

¿Se queda ahí? No. Bolt cuenta con una evolución de personajes extrañamente veraz, en la que vemos cómo cada animal va cambiando de personalidad de forma lógica y normal. Según sus problemas, y según sus motivaciones. Esto pocas veces había funcionado y aquí lo hace de maravilla. El resto de virtudes de Bolt son atribuibles a varios aspectos clave, desde su fantástico ritmo (sólo hay un par de bajones hacia la mitad de la trama) hasta su espectacular forma de mostrar la acción. De hecho, los primeros 10 minutos de película están tan bien rodados que parecen más una producción japonesa como Akira o Appleseed que una cinta de animación tradicional de Disney.

Por todo esto y mucho más Bolt es una de las mejores películas de animación del año, un 2008 que ya nos ha regalado multitud de pequeñas joyitas como Kung Fu Panda, Waltz With Bashir, Ponyo on a Cliff o la excepcional Wall-E. Una cita ineludible para los amantes del género y quien quiera pasar un rato agradable frente a la pantalla, se tengan cinco o treinta años.