Sorority Row es una película del director californiano Stewart Hendler, fundamentada en una película slasher de los ochenta sobre hermandades y universitarias, que desconozco y nunca vislumbré. Fue en horario nocturno cuando pude ver esta versión del 2009, creando en mí un veredicto de estar viendo un esmerado producto que mantuviera toda mi atención, pero nada más lejos de la realidad, pues estaba ante otro fruto sin oficio ni beneficio del cual no se lucró ni su director. Con un comienzo emprendedor y enérgico, donde fiesta a tutiplén y hermosas chicas ruedan por la pantalla, se pasa al llanto y los gritos por una necia guasa que termina malamente. Tanto como para decir que el filme es una pena no es, pues seguro tiene sus incondicionales y leales espectadores que la perciban con todos sus sentidos, ya que no planché la oreja hasta su final y me la acabé de ver. De una intriga y misterio para teenagers, se puede sacar algo de chicha en este filme del que no todo es indigno, pues su mayor rasgo son sus atributos para centrarte en esta cinta de un modo ameno ante su desarrollo en el punto de su mayor complejidad. Lo que pasa es que es un poquito sosa en su planteamiento, donde hemos visto miles de veces su rutina fílmica y la misma usanza en todo su metraje, presentando al público el mismo envoltorio para un producto muy poco comparable con otros filmes de mayor calidad y mejor trayecto en el celuloide. Sorority Row ni es mala ni buena, sino un filme que sin desgana se ha filmado con los mismos ingredientes de siempre, poniendo al espectador ante otro producto slasher poco imaginativo.